Ucrania, 2022. Pensemos en la última estampa de Ucrania. La realidad está rota, la moral vencida y el cine sólo tiene que mostrarlo. El verano pasado nos preguntamos si sería posible hacerlo a través del humor, si algún artista se había atrevido, e inmediatamente surgió un nombre: Antonio Lukich, un jovencísimo cineasta capaz de levantar un mundo propio, sorprendente, metafórico y cargado de ironía. Porque sus personajes interrogan sus raíces, persiguen un sentido que finalmente se quiebra. No es preciso que haya una conmexión racional entre imágenes cuando una guerra arrecia fuera de cada encuadre. Aún así, ‘My thoughts are silent’ (2018) proponía un diálogo sólido de un hijo con su madre, una operación que se duplica con la figura del padre en Luxembourg, Luxemburg.

Director: Antonio Lukich. Guion: Antonio Lukich. Producción: Alerxandra Bratyshchenko, Anna Yatsenko y Volodymyr Yatsenko. Efectos especiales: Amina Hadzhyieva, Mark Ioanno, Oleksii Kudyma, Oleksii Moskalenko y Maxim Yadryshnikov. Fotografía: Misha Lubarsky. Montaje: Alexander Chorny y Alexander Legostaev. Sonido: Maria Nesterenko. Reparto: Amil Nasirov, Ramil Nasirov, Lyudmyla Sachenko, Nataliya Gnitiy y Viktor Drapikovsky.